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Historia de Saldeana

Edad Antigua

Las primeras evidencias tangibles de asentamientos en lo que hoy es Saldeana lo constituye su castro vetón, datado en torno al siglo V antes de Cristo, durante la II Edad de Hierro. Coincidió con una época de sedentarización y crecimiento demográfico (y de deforestación en favor de la ganadería y la agricultura) que afectó por entonces a toda la zona interior de la Península.

Los vetones, herederos de la llamada ‘Cultura de Las Cogotas’ que llevaban residiendo por el oeste español al menos desde el 1700 antes de Cristo, eran un pueblo prerromano de lengua y cultura celta, muy relacionado con sus vecinos lusitanos y vacceos.

Los historiadores consideran que los múltiples castros de Las Arribes y zonas circundantes datan todos de los siglos V y IV aC, y que desde esa época y durante varios siglos se establece una continuidad de modos de vida en los mismos: es decir, que permanecieron habitados por los descendientes de sus fundadores, sin cambios poblacionales a pesar de sufrir en aquellos tiempos la conquista romana.

Sería tras la romanización del territorio cuando, según se cuenta (pues no se conserva), se habría erigido un pequeño templo o altar a la diosa romana Diana, diosa de la Luna, la caza y las tierras salvajes. Se cree que el nombre del mismo habría sido ‘Saltus Dianae’ (Bosque o Desfiladero de Diana) y que del mismo derivaría el nombre de Saldeana.

Edad Media y posterior

La población y el modo de vida de la zona siguió inalterada cuando, con la decadencia romana, llegó la invasión germana (tanto de los visigodos como de los suevos, que establecieron cerca de aquí su frontera)… y así permaneció hasta que, durante la Alta Edad Media, llegan los musulmanes a la Península.

Tras reconquistarse este territorio, Alfonso III de Asturias («el Magno»), último rey asturiano y primero de los leoneses, se propuso consolidar el Duero como frontera sur de su reino e inició una intensa actividad repobladora, llegando a esta zona tanto asturianos, cántabros y vascos del norte como mozárabes (cristianos arabizados) del sur.

En 1181, Fernando II de León decide donar en calidad de encomienda a la Orden de Santiago un territorio fronterizo entre Salamanca y Zamora, conformado por los actuales municipios de Saucelle, Barruecopardo, Peralejos de Abajo, Saldeana y Peñausende,

Hasta los tiempos de la I República (momento en que fue disuelta oficialmente), sería esta orden militar y religiosa quien permanecería al frente de la zona, nombrando un comendador que residía en el castillo de Peñausende, si bien su importancia a partir del s. XVI terminó siendo más bien simbólica.